lunes, 15 de octubre de 2012

¿EXISTE UNA "BOMBA DEMOGRÁFICA"?



Dos tesis se oponen con respecto al crecimiento de la  población mundial: para unos, el planeta ha alcanzado sus límites y la superpoblación nos llevará a la catástrofe; para los otros, más que el número, son los hábitos de consumo lo que constituyen un riesgo.

   
 GRUPO A 


Reducir la población para facer frente a lo inevitable

Aparece cada vez más claramente que la viabilidad de la civilización, a largo plazo, necesitará no sólo de una estabilización del número de seres humanos, sino también de una reducción colosal de la población y del consumo al mismo tiempo.
Estimaciones científicas prudentes, y cada vez más fiables, dejan entender que la capacidad de la Tierra, a largo plazo, para sustentar con un nivel de vida que podría ser definido como “moderadamente confortable” según los estándares de los países desarrollados, podría no sobrepasar los dos mi o tres mil millones de seres humanos.

Un población óptima de 2 a 3 mil millones (a partir del siglo XXIII)

La especie humana debe desarrollar, y rápidamente aplicar, programas bien concebidos, claramente articulados, flexibles, equitativos y coordinados a nivel internacional, para reducir la población humana de forma significativa en los dos próximos siglos o más. Este esfuerzo exigirá, probablemente, una reducción de la población mundial de al menos de dos tercios a tres cuartos de los 9 o 10 mil millones previstos para la segunda mitad del siglo XXI.

Los riesgos de un punto muerto ecológico

Un cambio demográfico de esta amplitud necesitará de una reorientación muy importante del pensamiento, de los valores, de las esperanzas y de los modos de vida de la humanidad. No hay garantías de éxito para un programa de este tipo. Pero si la humanidad fracasa en su tentativa, la naturaleza impondrá con seguridad una realidad aún más dura. En tanto que antropólogo, temo que esta crisis demográfica y medioambiental no se rebele como el mayor punto muerto jamás encontrado por nuestra especie.

Los límites del planeta

La humanidad debe reconocer que la capacidad máxima de la Tierra tiene límites físicos, biológicos y ecológicos finitos. Y, si juzgamos por las inquietudes grandilocuentes sobre el mantenimientos de la calidad, de la estabilidad y o de la durabilidad de la atmósfera, del agua de los bosques, de las tierras agrícolas, de las zonas pesqueras y de otros muchos aspectos sobre el planeta, hay pocas dudas en cuanto al hecho de que muchos de estos límites se alcanzarán pronto, si es que no han sido ya sobrepasados.
En la medida en que los perjuicios causados por una reproducción humana excesiva y el superconsumo podrían provocar una penuria irreversible de ciertos recursos, sería preferible para nuestra especie elegir la prudencia. 



Artículo de Kenneth Smail, profesor emérito del departamento  de antropología del Kenyon collage en Gambier, Estado de Ohio (USA); inicialmente aparecido en World Watch Magazine. Septiembre-octubre de 2004

INSTRUCCIONES
  1. Presentar al experto
  2. ¿Cuáles son las inquietudes ligadas al crecimiento de la población mundial?
  3. ¿Cuáles serían las consecuencias de una no aplicación de los programas destinados a reducir la población?  
 
GRUPO B 

El problema no viene de la población sino del consumo

 Las previsiones relativas a la población son frecuentemente desmentidas por los hechos. ¿La demografía está condenada a equivocarse?

No se trata de predicción sino de proyección. Los demógrafos no creen que se vayan a concretar. Son posibilidades que tiene una utilidad política.
Alfred Sauvy, el demógrafo francés, decía que es preciso “preveer para no ver”. Dicho de otra forma, las predicciones sirven para anos alertarnos. Indican lo que arriesgamos si el ser humano no actúa y permiten, por lo tanto, modificar los comportamientos.



En los años 70, se temía una explosión demográfica. Pero algunos años después las proyecciones de las Naciones Unidas se han orientado a la baja. ¿Por qué?
            
      En principio, hace falta precisar que este temor a una explosión demográfica es un fenómeno reciente que remonta a los momentos inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial. Históricamente, se ha temido más bien launa despoblación que el crecimiento.
Estas proyecciones  al alza culminaron en los años 1970 en las que se preveía una producción de 12 mil millones de individuos en 2100. Pero, según las proyecciones actuales, esta cifra debería alcanzar 9,2 mil millones en 2050.
Esto se debe a que no se había tenido en cuenta la rapidez en el descenso de la fecundidad, sobre todo en los países en desarrollo. En un país como Túnez, la fecundidad se sitúa hoy  por debajo de dos hijos por mujer.



¿Es necesario alegrarse por estas proyecciones a la baja?
         
No hay ni que alegrarse ni que lamentarse;  solo podemos constatar el hecho. Comentarlos significaría aportar un juicio de tipo moral sobre la cifras. Lo que supone un problema en cambio, son las formas de consumir.
Los países del Sur tienen cada vez más tendencia a adoptar el idéntico modelo de los Estados Unidos, lo que es muy inquietante para el futuro. Esto parece dar la razón a aquellos que, hace una treintena de años, acusaban a la población de ser responsable de todos los males.
Pero la población no es el problema en sí mismo, pero es un factor multiplicativo. El verdadero desafío, es cambiar el modo de consumo de los países ricos.

Entrevista con Hervé Le Bras;  Éste es un demógrafo, director de estudios en e Instituto de estudios demográficos (INED) y profesor en la Escuela de altos estudios en ciencias sociales (EHESS).
 
INSTRUCCIONES
  1. Presentar al experto.
  2. ¿Qué análisis hace de la evolución del crecimiento demográfico?
  3. ¿Cuál es el problema que denuncia? ¿Por qué resulta una amenaza para el futuro? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario